Jose Carlos Mariategui 1930-2011

Jose Carlos Mariategui   1930-2011
SABEIS QUIEN ES MARIATEGUI ?, PUES BIEN , ES UNA NUEVA LUZ DE AMERICA , EL PROTOTIPO DEL NUEVO HOMBRE AMERICANO, HENRI BARBUSSE. Mausoleo en Lima Peru . Cementerio Presbitero Maestro.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

JUNTOS POR EL PERÚ, ES LA IZQUIERDA DEL PERÚ .


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El «modelo» los prefiere jóvenes, por Emilio Salcedo


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Pastor Santana transfirió inmueble de iglesia El Aposento Alto a su empresa sin autorización

https://wayka.pe/pastor-santana-transfirio-inmueble-de-iglesia-el-aposento-alto-a-su-empresa-sin-autorizacion/?fbclid=IwAR2pRoh8JdV1cfSg-uZ_u7ablhRdQkMgRPRDxwch6uXzvL-Hj0bxwhflMlE

viernes, 25 de octubre de 2019

jueves, 24 de octubre de 2019

Conteo oficial confirma la victoria de Evo Morales en Bolivia sin necesidad de segunda vuelta

Conteo oficial confirma la victoria de Evo Morales en Bolivia sin necesidad de segunda vuelta: Con 99,99 % de las actas verificadas en el cómputo oficial, el actual presidente rebasó al opositor Carlos Mesa por más de diez puntos.

Conteo oficial confirma la victoria de Evo Morales en Bolivia sin necesidad de segunda vuelta

Conteo oficial confirma la victoria de Evo Morales en Bolivia sin necesidad de segunda vuelta: Con 99,99 % de las actas verificadas en el cómputo oficial, el actual presidente rebasó al opositor Carlos Mesa por más de diez puntos.

miércoles, 21 de agosto de 2019

viernes, 19 de julio de 2019


Fecha: 8 julio, 2019 Autor/a: jmvalenciad9
Fuente: RADAR LIBROS, Página/12, 7 Julio 2019 https://www.pagina12.com.ar/204518-confirmado-se-jodio-el-peru Más allá de las frecuentes apariciones en las que Vargas Llosa ha llegado a acostumbrarnos a sus bravuconadas neoliberales, tanto en los periódicos como en eventos siempre amplificados hasta el acople por la llamada “prensa hegemónica”, el Nobel peruano ha publicado recientemente un opúsculo en donde presenta su “autobiografía intelectual” de corte liberal. Se trata de La llamada de la tribu, un recorrido por las lecturas que de alguna manera vendrían a explicar cómo fue posible que el autor de La ciudad y los perros, luego de haber sido un ferviente defensor de la Revolución Cubana, haya terminado convirtiéndose en “Jorge Mario Pedro, marqués de Vargas Llosa” según reza el título nobiliario concedido por Juan Carlos I, rey de España. “¿Cómo fue posible que ese muchacho tan talentoso y crítico de la realidad de Nuestra América, militante del PC de su país, derrapó para convertirse en el más descollante intelectual orgánico y paradigmático del neoliberalismo?”, se pregunta Ana María Ramb en el prólogo de El hechicero de la tribu. Esta pregunta es el punto de partida para un análisis exhaustivo por parte de Atilio Borón (Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard, profesor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, autor de numerosos textos y columnista de diversos medios), donde la lectura crítica del corpus presentado por Vargas Llosa en La llamada de la tribu, el desmonte de las falacias y tergiversaciones de los autores, va dando lugar a una suerte de bozal teórico filosófico-político que debería servir si no para callar definitivamente a “VLI” al menos sí para una invitación a un diálogo serio sobre los fundamentos del liberalismo. “¿Por qué criticar un libro que es un inmenso océano de sofisterías y artimañas?”, se pregunta Borón en la Introducción. Porque Vargas Llosa es el más importante intelectual público de la derecha en el mundo hispanoparlante, erigiéndose ya como el mayor “profeta del neoliberalismo contemporáneo”, el trabajo de responder a su elegante prosa, desarticulando sus fabulaciones, se vuelve una tarea necesaria. En un libro anterior, El pez en el agua, Vargas Llosa anticipaba el relato personal de su ruptura con el marxismo y su conversión liberal. Allí comenta que ya en 1954, tiempos de militancia estudiantil, ya no creía del todo en “nuestros análisis clasistas y nuestras interpretaciones materialistas”. Su “firme apoyo” al proceso revolucionario cubano dejó de ser tal cuando el autor de La casa verde se convenció de que el comunismo no era otra cosa que un enorme holocausto social. Luego de formar parte del Jurado de Casa de las Américas y del comité de redacción de su revista, se aleja de Cuba criticado por el propio gobierno cubano, algo que para el peruano significó quitarse “un gran peso de encima, porque ya no tendría que estar simulando una adhesión que no sentía”, según confiesa en La llamada de la tribu. Pero su camino de Damasco, la conversión neoliberal propiamente dicha, llegaría un poco más tarde, cuando el genial novelista conoce personalmente a dos figuras de la vida política que le dejarían una impresión imborrable: se trata de Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Los halagos de Vargas Llosa hacia Thatcher incluyen el haber llevado a cabo “una revolución hecha en la más estricta legalidad”. Borón nos recuerda que “esa revolución, cuyos estragos se sienten todavía hoy en el Reino Unido, fueron la política de privatizaciones, el fin de los subsidios, la liberalización y desregulación de los mercados y la apertura al comercio internacional”. Cabe reformular –sugiere Boron– la célebre pregunta de Conversación en La Catedral, “¿En qué momento se jodió el Perú?”, para preguntarnos, ¿en qué momento se jodió Vargas Llosa? Y la respuesta está sin dudas vinculada al impacto que implicó pasar de tener, como referentes y mentores, a Sartre y Camus, para luego colocar en esos lugares a “dos connotados criminales de guerra, aparte de impenitentes verdugos de sus pueblos”. En su libro, Vargas Llosa se jacta –orgulloso y engreído– de haber cenado tanto con Thatcher como con Reagan, gobernantes “de temple, cultura y convicciones”. Con dolor manifiesto, Boron confiesa que “como intelectual latinoamericano, me avergüenza tener que describir actitudes tan colonizadas y lacayunas”. ¿Cuáles son los autores que Vargas Llosa repasa intentando propagar su adhesión neoliberal? La colección es antojadiza: Adam Smith, Ortega y Gasset, von Hayek, Karl Popper, Raymond Aron, Isaiah Berlín y Jean-F. Revel. La exposición que el novelista hace de sus autores es siempre tendiente a justificar las bondades del liberalismo en plan “teoría del derrame” (gracias a la sobreabundancia de riquezas, el recipiente de los amos se desborda y sus mieles colman las necesidades de los desposeídos, que irán fortaleciéndose en la medida en que dicho derrame sea constante y en todas direcciones). El Estado, desde esta perspectiva, debe incidir lo mínimo posible, ocupándose fundamentalmente de la seguridad jurídica (especialmente, la santísima propiedad privada). Así de simple es el camino hacia una “democracia moderna” para Vargas Llosa, que evita cuidadosamente aquellos pasajes en que, los autores que aborda, no se dejan encuadrar en tamaña reducción del análisis de la realidad económica, política y social. Por ejemplo, parece olvidar cuando Adam Smith en La riqueza de las naciones afirma que “los amos raramente se reúnen aun por entretenimiento o diversión sin que la conversación termine en una conspiración contra el público, o en una componenda para aumentar sus precios. Los patronos están siempre y en todo lugar en una suerte de asociación tácita, constante y uniforme para impedir el aumento de los salarios”. Innumerables casos como este constituyen el trabajo pormenorizado de Borón, poniendo de relieve la operatoria de Vargas Llosa en su intento de naturalizar una supuesta conciliación entre “liberalismo” y “democracia”, dos conceptos que se rechazan entre sí. Son imperdibles las páginas en que Boron analiza, con Gramsci, la categoría de “intelectual orgánico” no ya de la izquierda sino de la derecha. ¿En qué mundo vive Vargas Llosa?: “en la elegante irrealidad de la burbuja de riqueza y esplendor de su deslumbrante mansión madrileña (…) Sus interlocutores son reyes y príncipes, presidentes o ministros, y por supuesto, los magnates y sus corruptos amigos del Partido Popular, que han convertido este mundo en un infierno”, escribe Borón, que no encuentra en el gran novelista sino a un pobre “aprendiz de analista político” que debate sus participaciones públicas entre la ingenuidad, la canallada y la burda hipocresía.

sábado, 27 de abril de 2019


miércoles, 6 de febrero de 2019


Las nueve razones de EE.UU. para declarar la guerra a Venezuela . Por : Nazanín Armanian Big Stick o “Gran Garrote” es el nombre puesto por el presidente Roosevelt a la incipiente política imperialista de EE.UU. para América Latina: lo había sacado del dicho africano que reza “habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegarás lejos“. La propia experiencia de Washington en las últimas décadas y en todo el planeta ha mostrado cuán erróneo es este concejo. Mientras los venezolanólogos nos informan sobre las causas internas de la actual crisis de este país, el interés mostrado por las potencias mundiales (quienes ignoran la gravísima situación humanitaria de Sudán, Yemen o Congo) indica que existen razones complementarias. Que Donald Trump y sus aliados se preocupen por las libertades en Venezuela mientras tienen magníficas relaciones con el reino del terror saudí revela la estafa de sus “valores democráticos”. EE.UU. y Europa consideran enemigos a aquellos estados que resistan a sus pretensiones colonizadoras. Si la verdad siempre es la primera víctima de todas las guerras, ¿cuál es la de Venezuela? Las “razones” de EE.UU. 1.-Recursos naturales: Venezuela posee la reserva de oro más grande del mundo, además de diamantes, hierro, cobre, aluminio, la bauxita, coltán, uranio, gas; un patrimonio natural extraordinario y también mucha agua dulce, aunque la joya de su corona es el petróleo: Venezuela es el dueño del 24% de las reservas de la OPEP, unos 301.000 millones de barriles, por encima de Arabia Saudí que posee el 21%. Decía el general nazi Adolf Galland que el principal motivo de la derrota de su país en la Segunda Guerra Mundial fue no tener gasolina para sus aviones: la toma de Stalingrado tenía el objetivo de acceder al petróleo de Azerbaiyán (hoy socio de Israel y la OTAN). Los aliados ganaron, entre otros motivos, porque tenían petróleo. Hoy, EEUU busca esta materia desesperadamente: la producción ha ido disminuyéndose hasta 115.000 barriles por día en las reservas de Texas, Oklahoma o Dakota. Venezuela ya intentó en 1960 salvar su industria del expolio de las “Siete Hermanas” angloestadounidenses que dominaban el mundo del Oro Negro, fundando la OPEP. Hoy, produce 1.245.000 barriles al día (en 2000 fueron 3,4 millones) de los que 600.000 son enviados a EE.UU. 2.-La presencia de China y Rusia: El destituido secretario de Estado Rex Tillerson afirmaba en el febrero del 2018 que respaldaría un golpe militar en Venezuela, mostrando su preocupación por los “excesivos lazos económicos de la región con China”, país que es el mayor acreedor de Venezuela, le siguen EE.UU. y Gran Bretaña. Los bancos chinos han prestado más dinero a los países latinoamericanos que el Banco Mundial. Beijing planea invertir, por ejemplo, 40.000 millones de dólares en la conexión férrea bioceánica Atlántico-Pacífico (al que Brasil de Bolsonaro se ha opuesto). También ha firmado unos 700 acuerdos de cooperación por el valor de 70.000 millones de dólares en materias de petrolera, minera, alta tecnología (para los satélites Venesat-1), entre otras; le ha otorgado 65.000 millones de dólares en concepto de préstamos, a cambio de recibir petróleo. La empresa petro-química estatal china Sinopec planea invertir 14.000 millones de dólares en el gran yacimiento de la Faja Petrolífera del Orinoco, en cooperación con la rusa Rosneft, la italiana Eni y la española Repsol. Rusia también tiene acuerdos de cooperación militar, cultural (con Rusia Today en castellano al frente) y económica con Venezuela. Con una inversión de 17.000 milllones de dólares desde 1999, ha negociado con Caracas un préstamo de 6.000 millones de, para empezar a pagarlo a partir del 2023, a la vez que ha condonado 2.000 millones de dólares de la deuda de Venezuela a cambio de fortalecer la presencia de Rosneft en el mercado del país, aunque, maniobras como la de los bombarderos rusos ‘cisnes blancos’ en diciembre del 2018 en el mar Caribe con Venezuela no estaba en la línea de los intereses de los trabajadores venezolanos. El golpe de Estado contra la presidenta de Brasil Dilma Rousseff, el encarcelamiento de Lula y la toma del poder por el ultraderechista Bolsonaro -que no oculta su cruzada contra la izquierda -, sin duda tiene mucho que ver con que Brasil fuese una de las letras de BRICS, la alianza geoeconómica de las cinco economías emergentes más importantes del mundo dirigidas por China y Rusia, en favor de la cooperación Sur-Sur. Tanto Beijing como Moscú eran conscientes de la crisis política del país cuando firmaron los acuerdos a largo plazo con Venezuela: su relación es estratégica. Rosneft, que produce el 8% del petróleo de este país, en 2017 firmó con Caracas un acuerdo explotación del gas de Trinidad para 30 años. 3.-Fracasos en Oriente Próximo y el regreso a América: a pesar de las devastadoras agresiones militares de EEUU y sus aliados, destruir la vida de cerca de 100 millones de personas en Oriente Próximo, -otra región empapada de petróleo-, y hundir las economías de los invasores, Washington no ha podido controlar Irak, Afganistán, Yemen, Libia, Sudan o Siria debido a la presencia contundente de otros actores como mundiales y regionales en los mismos escenarios. Recuperar América Latina es la misión de la Doctrina Monroe: América para EEUU, aplastando las fuerzas de izquierda y progresista que tomaron el poder en Ecuador, Venezuela, Argentina, Bolivia, Nicaragua, Brasil y Méjico, vía operaciones encubiertas, sanciones económicas y amenazas militares. Incluso la “elección” de un Papa latinoamericano para el Vaticano (teniendo en cuenta que América Latina concentra el 40% de los católicos del mundo) debe ser interpretada en el mismo sentido del uso de la religión en Oriente Próximo y Europa del Este por EEUU: Durante la Guerra Fría elevaron al puesto del Papa al cardenal polaco y el férreo anticomunista Karol Wojtyła en el Vaticano para respaldar a Lech Wałęsa y su sindicato derechista-católica en Polonia, y de paso perseguir la Teología Cristiana de Liberación: el asesinato de decenas de monjas y clérigos mientras la extrema derecha religiosa lanzaba operaciones como el “Plan Banzer” formaban parte de aquel plan. 4.-Acabar con el proyecto de integración económica del MERCOSUR. 5.-Desmantelar el Petrocaribe, la iniciativa de Venezuela lanzada en 2005 para suministrar 100.000 barriles de petróleo diarios a los países de la región en condiciones de pago preferencial. La singularidad de la política petrolífera de Trump es que además de querer hacerse con las reservas de otras naciones pretende dominar el mercado de energía. 6.-Debilitar el Tratado de Comercio de los Pueblos, ALBA, alternativa al tratado de libre comercio de ALCA promovido por EEUU. 7.-Evitar más golpes al petrodólar: Venezuela ya comercializa su petróleo en yuan, rublo, euro y también la rupia de la India. La desdolarización del comercio mundial debilita la hegemonía financiera de EEUU. 8.-La necesidad de Trump de tener “su guerra”: todos los presidentes de EEUU deben tener al menos una, y Donald ha pensado que los riesgos de invadir Venezuela son menores que a Corea del Norte, Irán o Siria. Hoy, por primera vez Trump no está solo: El Partido Demócrata, Europa y gran parte de los regímenes de Sudamérica están con él. Trump no ha entrado en la historia por “su muro”, ¿lo hará por Venezuela? 9.-La presión del lobby proisraelí en América Latina contra la presencia de Irán. La CIA advertía de la “penetración de Irán en Latinoamérica” como si hubiese allanado su propiedad privada. La extraña relación entre la teocracia islamista de Irán y la república de Venezuela está basada en el pragmatismo, al menos por parte de Teherán. De hecho, cuando Obama firmó el acuerdo nuclear con Irán dicha relación se disminuyó en favor de Europa, Chinas, Rusia ( y Caracas descubrió a Teyyeb Erdogan de Turquía). Con la reimposición de los castigos a Irán desde en 2018, un sector de la república Islámica vuelve a mirar al país bolivariano, e incluso anuncia el envío de barcos de guerra en las aguas del “país hermano” (que tampoco ayuda al pueblo venezolano). La CIA -y también la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela- acusan a Nicolas Maduro enviar el uranio a Irán, acoger a los miembros del “grupo terrorista” el Hizbolá libanés y a la “Fuerza Quds” para entrenar a las guerrillas de la región: de este modo podrán vincular al presidente de Venezuela con el “terrorismo internacional”, enviándole al Guantánamo, como sueña Bolton. Medidas de EE.UU. Fabricar líderes “de oposición”: Según Wikileaks, entidades estadounidenses como National Endowment for Democracy (NED) o USAID (que controla Afganistán), la CIA, y el Instituto Albert Einstein, reciclaron la organización anticomunista yugoslavo Otpor, creada en 2003 para desestabilizar al gobierno de Sloben Milosevic, con el fin de planificar un “Regime change” en Caracas. Para ello contactaron con el hoy el autoproclamado presidente de Venezuela Juan Guaidó. La prensa de EEUU ya habla abiertamente del complot de Trump-Guaidó tejido de forma secreta. La Casa Blanca ha designado a Elliot Abrams, uno de los patrocinadores del terrorismo de los Escuadrones de Muerte en Centroamérica, para organizar la “transición democrática” en Venezuela. Estrangular la economía venezolana bajando el precio del petróleo. Eso hundió la industria petrolera venezolana, que además padece la “enfermedad holandesa” propia de las economías “rentistas”. La fórmula del “petróleo por préstamo” ha reducido los ingresos de divisas de Venezuela, que en parte han sido destinadas en los últimos años en sacar a millones de personas de la pobreza. China ha financiado parte de los programas sociales de Venezuela para viviendas sociales, hospitales, escuelas, etc. Al pacto Trump- Suad (conseguido gracias al asesinato de Khashogie) para bajar el precio del petróleo se unió Rusia, aumentando su producción, a pesar de la fuerte oposición de Irán, Irak y Venezuela. Irán es otra de las víctimas de esta política, aunque, paradójicamente, si hay sanciones contra el petróleo venezolano, Trump no tendrá otro remedio que renovar la exclusión de ocho países, entre ellos China e India, de las sanciones al petróleo iraní. Otro beneficiario del aumento de la demanda del Oro Negro será Rusia que desde el 2015 por primera vez en la era pos- soviética consiguió producir 10,74 millones de barriles por día, convirtiéndose en el primer productor mundial. Suspender líneas de crédito (de compañías como BlackRoak y Goldman Such), impedir que Caracas acceda a la renta de su petróleo para enviárselas a la oposición derechista, privando al gobierno venezolano de unos 11.000 millones de dólares: habrá más hambre y más pobreza: una vez que lleguen los “salvadores”, los medios dejarán de mostrarnos las calamidades que sufre el pueblo. Preparar una invasión militar delegada (proxy): consciente de que la ONU no autorizará una intervención militar en Venezuela, Trump ha encargado a Colombia, Brasil y Perú preparar a sus tropas. En noviembre del 2017 dichos países junto con EEUU y otros 22 estados como observadores realizaron la maniobra militar “AmazonLog 17” en el suelo de Brasil, mirando a Venezuela. En Siria Obama delegó la misión de allanar el camino de sus tropas al Estado Islámico. En mayo del 2001, EEUU promovió La Operación Balboa, asignado a España la organización del simulacro militar de una invasión a Venezuela desde Colombia y Panamá. Así es: El Estado Profundo ignora a Trump y su intención de que EEUU dejase de ser “la policía del mundo”. ¿Es posible que los socios europeos de EEUU prefieran que Trump se entretenga en Venezuela y se olvide de Irán (¡aunque allí estarán Israel y Arabia Saudí para recordárselo!) El fallo del plan Trump – Bolton La codicia enturbia la mente: tienen diseñados como 1) derrocar a Maduro, 2) declarar Guaidó presidente interino y 4) llevarse los recursos de Venezuela. ¡Falta el 3): cómo aplastarán la resistencia de millones de venezolanos! Tampoco lo consideraron en Irak, donde los invasores no han sacado todo el provecho que querían de la ocupación: Por un lado, tiene que cohabitar con Irán, y por otro, ver cómo las compañías chinas y rusas ganan la oferta por el petróleo iraquí. Los chinos compran casi la mitad de la producción petrolera iraquí: 1,5 millones de barriles por día. En Venezuela también se vislumbran años de inestabilidad. Hace tiempo que la guerra ha dejado de ser “el último recurso para resolver el conflicto entre los estados” para convertirse en un suculento negocio. Ahora habría que esperar “incidentes de bandera falsa” con el fin de “justificar” ante la opinión pública una intervención agresiva de EE.UU. Aún estamos a tiempo para impedir una nueva guerra esta vez contra el pueblo venezolano. Fuente: http://blogs.publico.es/puntoyseguido/5517/las-nueve-razones-de-eeuu-en-declarar-la-guerra-a-venezuela/